domingo, 11 de marzo de 2018

¿Qué sucede en el momento de la muerte?

Por Carlos Vilchez Navamuel


Desde que se tiene memoria el hombre ha estado interesado por saber qué sucede en el momento de la muerte, el libro más viejo conocido sobre este tema es “El Libro de los Muertos” o “Libro de la salida al día”, un texto funerario del Antiguo Egipto que se utilizó desde el comienzo del Imperio nuevo (hacia el 1550 a. C.) hasta el 50 a. C. Según Wikipedia “El Libro de los muertos se desarrolló como parte de una tradición de manuscritos funerarios que datan del Imperio Antiguo. Los primeros textos funerarios fueron los Textos de las Pirámides, usados por primera vez en la pirámide de Unis, el último faraón de la dinastía V, hacia el 2400 a. C.5”

Otro texto muy conocido por quienes nos hemos interesado en este tema es el “Libro Tibetano de los Muertos” La misma fuente señalada arriba nos informa que “El Bardo Thodol, más conocido en Occidente como El libro tibetano de los muertos― es una guía de instrucciones para los moribundos y los muertos que ―según la creencia del budismo tántrico del Tíbet― permite alcanzar la iluminación durante el periodo inmediato posterior a la muerte y por algunos días más, a fin de evitar renacer e ingresar nuevamente al samsara, pues se considera que la muerte dura 49 días y después de ello sobreviene un renacimiento en el ciclo de la reencarnación. Así, el texto da algunas recomendaciones a tener en cuenta durante ese ‘período intermedio’ conocido bajo el nombre tibetano de bardo. La tradición del budismo tibetano considera este texto como uno de los «tesoros de tierra» (gter ma), cuya autoría se atribuye a Padmasambhava en el siglo VIII, pero que fue descubierto en una gruta por Karma Lingpa en el siglo XIV. En Occidente fue dado a conocer, por primera vez, a través de la traducción al inglés realizada por Walter Evans-Wentz en 1927”.

En el siglo xx, la persona que más se destacó y se interesó en investigar lo que sucede a la hora de morir fue la Dra. Elisabeth Kübler-Ross (Zúrich, 1926 – Scottsdale, Arizona, 2004). Psiquiatra suizo-estadounidense, una de las principales expertas del mundo en este campo, la Dra. Kubler-Ross estudió 20.000 casos de gente de todo el mundo quienes habían sido declarados clínicamente muertos y quienes después habían regresado a la vida, su libro On Life After Death (Vida después de la Muerte) publicado en 1991 marcó un antes y un después en la investigación sobre lo que sucede al momento de morir.

Entre las cosas que decía esta formidable mujer, afirmó “La experiencia de morir es casi idéntica a la experiencia del nacimiento. Es el nacer a una forma diferente de existencia la cual puede ser probada de forma muy simple. Por miles de años te hicieron creer en las cosas del más allá. Pero para mí, ya no se trata de creer sino de saber”.

Las investigaciones en este campo continuaron y el periódico mexicano Excelsior publicó una nota el 7 de octubre de 2014 que procedía de Londres, que decía entre otras cosas que “Según el estudio médico más grande jamás realizado sobre experiencias cercanas a la muerte, se ha descubierto que un cierto tipo de conciencia continúa luego de que el cerebro se apaga completamente”.

La misma fuente explica “El tema de la vida después de la muerte, marcado desde siempre por el escepticismo científico, podría haber llegado a su fin, científicos de la Universidad de Southampton pasaron más de cuatro años examinando a más de dos mil personas que sufrieron ataques cardiacos en 15 hospitales en el Reino Unido, Estados Unidos y Austria. Encontraron que casi el 40% de las personas que sobrevivieron describieron algún tipo de conciencia durante el tiempo en que estuvieron clínicamente muertos, antes de que sus corazones fueran revividos”.

Uno de los científicos,  el doctor Sam Parnia, un ex investigador de la Universidad de Southampton y quien ahora trabaja en la Universidad Estatal de Nueva York, la persona que dirigió el estudio señaló: “Sabemos que el cerebro no puede funcionar cuando el corazón se ha detenido” Pero en este caso, la conciencia al parecer continuó por tres minutos luego del inicio del periodo en el que el corazón no estaba latiendo, inclusive después de que el cerebro típicamente se apaga entre 20 y 30 segundos luego de que el corazón ha dejado de latir" De los dos mil 60 casos de ataques, 330 sobrevivieron y 140 afirman haber experimentado algo antes de ser resucitados, según el estudio.  http://www.excelsior.com.mx/global/2014/10/07/985660

Recientemente BBC Mundo publicó un artículo que dice “Un equipo de científicos de la Universidad de Charité de Berlín (Alemania) y la Universidad de Cincinnati (Ohio, EE.UU.), liderado por Jens Dreier, encontraron la manera para hacer un estudio pionero que proporcionara información fascinante sobre la neurobiología de la muerte”.

La misma fuente nos informa que la investigación la titularon "Despolarización de la difusión terminal y el silencio eléctrico en la muerte de la corteza cerebral humana", y para llevarla a cabo obtuvieron el consentimiento de los parientes de varios pacientes con condiciones existentes que requerían monitoreo neural invasivo. Todos ellos habían sufrido accidentes de tráfico terribles, accidentes cerebrovasculares y paros cardíacos, por lo que existía una orden de no resucitarlos.

En el mismo reportaje explican que "Al trabajar con estos pacientes, los científicos descubrieron que los cerebros de los animales y los humanos perecen de una manera similar, sino también que hay un período notable en el que la restauración del funcionamiento del cerebro es, hipotéticamente, posible. Y es que el objetivo final del estudio no era meramente observar los momentos finales de la vida de una persona, sino comprender cómo se podría salvar de la muerte en el último momento a otras en el futuro”.

En el equipo deseaban tener más detalles sobre lo que ocurría en el caso específico de los humanos, algo que seguía plagado de enigmas. Para ello, monitoreó la actividad neurológica de los cerebros de los pacientes que no debían ser resucitados usando una variedad de tiras de electrodos o matrices a medida que los acontecimientos avanzaban. En primer lugar, en ocho de cada nueve de ellos, el equipo detectó el destello de las células cerebrales que intentaban detener lo inevitable. Básicamente, las neuronas funcionan llenándose de iones cargados, creando desequilibrios eléctricos entre ellos y su entorno lo que les permite generar los pequeños choques que constituyen sus señales. Y mantener ese desequilibrio, escribieron los autores, es un esfuerzo constante. Para alimentarlo, esas células beben del torrente sanguíneo, tragando oxígeno y energía química. Cuando el cuerpo muere y el flujo de sangre al cerebro se detiene, las neuronas privadas de oxígeno intentan acumular los recursos que les quedan, explican los investigadores. Enviar señales de un lado a otro es un desperdicio de esos preciosos últimos sorbos de vida. Por lo tanto, tanto como sea posible, las neuronas se callan, y en su lugar usan sus reservas de energía restantes para mantener sus cargas internas, esperando el retorno de un flujo sanguíneo que nunca llegará”.  http://www.bbc.com/mundo/noticias-43347425

La pregunta sigue en pie: ¿Conoceremos en el futuro con certeza absoluta lo que sucede en el momento que morimos?  

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