Por Carlos Vilchez Navamuel
Continuamos con parte del relato de uno de los hombres contactos más serios y famosos del mundo, nos referimos al ingeniero Enrique Castillo Rincón quién afirmó participar en una asombrosa experiencia física y telepática con extraterrestres entre los años 1973 y 1976, experiencia que duraría dos años y seis meses con cinco encuentros físicos que suman más de un centenar de horas y más de doscientas horas de mensajes telepáticos.
En los dos escritos anteriores mencionamos su primer avistamiento y su primer contacto físico con Ets, aquí trataremos de resumir únicamente cómo se dio su segundo encuentro físico que duró 26 horas y se llevó a cabo entre los días 18-19 de noviembre de 1973, el encuentro se realizaría en los Llanos Orientales, según sus palabras “un gigantesco vivero natural casi inexplorado, casi virgen” de Colombia, a unos 90 kilómetros de Bogotá, cerca de un lugar llamado Apiay”, allí iniciaría una experiencia que duraría 26 horas con seres que provenían supuestamente de las Pléyades.
Una vez en Apiay, se desplazó a caballo hacía el lugar que le habían indicado, el trayecto lo hizo acompañado de Antonio, un baquiano que conocía muy bien la zona y que había contratado ignorando eso sí, cuál era el verdadero motivo que lo llevaba allí, luego de llegar a la zona indicada, el baquiano dejó a Enrique un poco preocupado, no entendía lo que él hacía en ese sitio tan solitario, la cita con los extraterrestres se programó a las 8 de la noche, pero el contacto se realizó hasta las 3 a.m.
Después de esa larga espera, a las 3 a.m. Castillo visualizó arriba, en el cielo, 13 puntos brillantes formando una V que se estacionaron encima de su cabeza, “uno de ellos se descolgó dejándose caer al vacío verticalmente” se detuvo a cierta altura, la nave tenía forma oval, poco a poco se fue acercando al suelo, tendría unos 7 metros de diámetro por 3 y medio metros de altura, se desprendieron unas patas y aterrizó, Enrique estaba a unos 60 metros de la nave, de pronto vio abrirse una puerta y una silueta apareció y se apresuró a acercarse, cuando lo hizo se encontró con el mismo extraterrestre que ya había conocido sin saberlo en Caracas, y que descubrió quien era en el primer encuentro, nada menos que su amigo Cyril y que cuyo verdadero nombre era Krisnamerck, un ser procedente de las Pléyades, esta vez no llevaba escafandra y lo invitó a subir a la pequeña nave, antes de entrar un fulgor azul en forma de rayo rodeo su cuerpo de los pies a la cabeza cubriéndolo completamente que le provocó una molestia pasajera, cosa que supuso era una especie de limpieza o esterilización.
Una vez adentro, se sentó y vio a dos criaturas diferentes a Cyril, eran pequeños humanoides que sonreían, calvos de piel morena y medían alrededor de 1,5 metros, ojos grandes, mentones marcados y vestían de color púrpura, le explican que son de Mercurio a lo que Enrique cuestiona de acuerdo al conocimiento que se tiene actualmente de ese planeta, sin embargo, su amigo extraterrestre le explica que las cosas allí son diferentes.
Luego Cyril le pidió subir al segundo piso, era el cuarto de navegación cubierto por una cúpula transparente, algo que le llamó la atención pues al verla por fuera no se veía translúcida, en palabras de Castillo “La cúpula daba la sensación de ser de metal fusionado con vidrio o un material similar” y “el cuarto donde se encontraban los instrumentos de navegación “era de una sencillez desconcertante, con un instrumental muy simple, una mesa oval y pocos instrumentos”, en esta nave le pidieron que se pusiera un traje especial y le explicaron que irían hasta la nave madre a la que llamaron “Bandera Principal”
Enrique explicó que este gigantesco aparato se asemejaba a una ballena, luego de entrar y posarse dentro de ella se desplazaron caminando, en el trayecto, Enrique vio un símbolo en relieve que le llamó la atención, “era una serpiente alada enroscada en un huevo, de su boca saltaban tres lenguas y en su cola tenía nueve cascabeles, la figura estaba dentro de una gota de agua y un cristal en la parte inferior.”
Llegaron a una sala y se encontró con un humanoide gigante de tres metros de piel grisácea, sus manos tenían cantidad de vellos, vestía con un uniforme de color gris-plomo y en sus brazos tenía unas bandas de tipo militar, Cyril le informó que este ser venía de Júpiter, una raza procedente de una de las dos lunas- satélites habitadas que tiene ese planeta.
En esta sala hablaron de muchas cosas, entre ellas de la tercera guerra mundial, por algunas de las preguntas que hizo Castillo, lo invitaron a subir de nuevo a una pequeña nave que los llevó cerca de una carretera, donde permanecieron a unos 300 metros de altura, allí se expusieron varias veces ante algunos seres humanos que venían conduciendo sus vehículos para que viera el reaccionar de las personas cuando tenían un avistamiento de este tipo. En ese mismo viaje lo llevaron al continente africano y le mostraron una aldea perdida en “una semi desierta planicie” donde pudo ver desde arriba y camuflados con las nubes a mujeres, niños y ancianos haciendo fila para que le entregaran unos pocos alimentos, con esto le explicaban lo poco que los líderes mundiales se ocupaban de estas personas
Luego “del paseo” se trasladan una vez más a la nave madre y lo llevan de nuevo a la sala donde conoció a otros seres, entre ellos a dos mujeres quienes permanecieron muy poco tiempo. En esta ocasión le contestan múltiples preguntas y le hablan de muchas cosas entre ellas le platican de la OTRA FUERZA que está en la Tierra la cual combaten desde hace mucho tiempo, le dicen que esta otra organización también es de procedencia extraterrestre y de naturaleza maligna. El tiempo pasó y luego lo dejaron otra vez en tierra muy cerca de una carretera transitada cercana a Bogotá.
Entendemos que este breve comentario deja muchos vacíos, 26 horas de experiencias significarían cientos de páginas, el objetivo de este comentario es causar la curiosidad e invitarlos a que hagan su propia investigación, para los más interesados les recomendamos buscar algunos libros que relatan esta historia, dos de estos libros fueron escritos por el Ing. Enrique Castillo Rincón, el primero se llama la Gran Alborada Humana del cual extraje algunos comentarios exactos que puse entre comillas, el otro, con el mismo título dice Tomo II. También pronto podrán ver el sitio en Internet denominado enriquecastillorincon.com que está en construcción dirigido por uno de sus hijos, Enrique Castillo Merchan.
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