miércoles, 29 de agosto de 2018

Eugenio Siragusa, el italiano que se contactó con los ETs en 1962

Por Carlos Vilchez Navamuel


Un sitio en Internet denominado Galería de Misterios nos explica que Eugenio Siragusa es uno de los más famosos hombres contacto que se han conocido, el mismo sitio nos explica que “En los años 60’s Siragusa se contactó con diferentes seres extraterrestres cuyos nombres eran: Ashtar Sheran, Ithacar, Adoniesis, Woodok y Link, seres provenientes de otros puntos de nuestra Vía Láctea, así como también de otras galaxias. Estos seres le dieron muchos mensajes, entre estos, el del desarme nuclear de los países desarrollados, que luego Siragusa entregó a las principales autoridades de las naciones. Este italiano, recibió antes de su primer encuentro, una preparación física, mental y espiritual de parte de los extraterrestres, por 11 años. Fundó una agrupación llamada “Centro de estudio de Fraternidad Cósmica” la cual impartió a todo el mundo muchos mensajes dados por los extraterrestres, cuyo mensaje fundamental era de Paz para el Mundo”.

Por su parte Giorgio Bongiovanni, el estigmatizado, nos relata que conoció a Eugenio Siragusa en 1976 cuando solo tenía 13 años, y que jamás sospechó en ese momento que lo conocería también. Décadas después Bongiovanni escribió un extenso artículo sobre este contacto donde nos explica entre otras cosas que “Siragusa lo instruyó durante diez años de una sabiduría proveniente de otros mundos y afirmó “He leído todos sus mensajes de los cuales poseo el archivo completo, he escuchado más de 1000 cintas de audio cassette grabadas durante sus conferencias y durante sus lecciones espirituales”.

El autor de este relato nos cuenta que “Eugenio Siragusa nació en Catania el 25 de marzo de 1919 de una familia de clase media. A la edad de dieciséis años se alistó en la Marina Militar como submarinista, y durante la segunda guerra mundial recibe tres cruces de guerra al valor y certificaciones de "conducta ejemplar y valerosa".

Empleado en la oficina de impuestos de Catania, se casa con Rosaria Mirabella, con la cual tiene dos hijos, Francesco y Liberto. Lleva una vida absolutamente normal, trabaja, se dedica a la familia, es muy querido por sus conciudadanos que lo consideran una persona recta y honesta.

En 1951, improvisamente, empieza a escribir largos tratados de filosofía cósmica, conceptos totalmente fuera de su preparación cultural elemental. Se encuentra de hecho estudiando y aprendiendo lo que escribe él mismo, como si toda aquella sabiduría le proviniese de lo profundo de su ser, desconocido sin embargo por él mismo.

Debe esperar otro año, antes de empezar a comprender lo que le está sucediendo. El 25 de marzo de 1952, el día que cumplía sus treinta y tres años, eran las cinco de la madrugada, cuando Eugenio se encontraba en la plaza de los Mártires, frente a la estación, donde normalmente tomaba el autobús para dirigirse al trabajo. No estaba de muy buen humor, hubiese de hecho preferido pasar ese día de fiesta con su familia. Mientras caminaba para llegar a la parada del autobús, vio de lejos, un pequeño objeto luminoso que del mar se acercaba a gran velocidad. Tenía una forma similar a la de un sombrero de cura y se movía a gran velocidad. Tenía un movimiento particular de expansión y contracción, una especie de sístole y diástole. Eugenio quedó aterrorizado porque rápidamente pensó en el lanzamiento de un ingenio nuclear. A pesar de que la luz se acercó, el miedo disminuyó, hasta desaparecer del todo cuando un rayo luminoso en forma de clavo invertido salió del objeto y lo compenetró.

En aquel momento, no solo se desvaneció el temor, sino que una sensación de paz y amor nunca antes probada lo invadió completamente. Así como había llegado el objeto se fue, rapidísimo, con el mismo movimiento de sístole y diástole, desapareciendo a lo lejos como si fuera "el puntito de los viejos televisores cuando los apagas". Desde aquel momento Eugenio Siragusa no era más el mismo hombre.

Desde el 1952 al 1962 recibe una preparación espiritual intensa y profunda a través de la telepatía o la sintonía directa. Escribe de hecho volúmenes enteros de enseñanzas de cada género; sobre el origen de nuestro planeta y sobre la creación del hombre, sobre la ley de la reencarnación, sobre la existencia de civilizaciones de otros mundos, sobre el misterio de la redención de Cristo, sobre la presencia en el planeta de grandes maestros espirituales, de seres extraterrestres que nos vigilan siempre de cerca, sobre la indispensable experiencia de la materia para lograr la beatitud, sobre la situación degenerativa del hombre y otros muchísimos conceptos de naturaleza espiritual. Estas enseñanzas, que incluían también las instrucciones para el desarrollo de su misión, provenían de los "seres de luz", como él mismo los definía. Eran seres multidimensionales que proyectaban su espíritu en sus vidas paralelas. Él era compenetrado por un gran espíritu mutante, Cagliostro, Hermes Trimegisto, Giordano Bruno, Rasputín, Juan el Evangelista, y aprendía el pensamiento en su profundidad. Ha efectuado mapas y diseños entre los cuales el movimiento de las placas y la deriva de los continentes, instruido en aquel caso, por su descubridor Wegener.

El 30 de abril de 1962 empieza para Eugenio Siragusa la misión pública. En aquel día tuvo de hecho el primer contacto directo con estos Seres provenientes de otros mundos. Se encontraba en su casa cuando sintió una llamada interior, se asomó a la ventana y vio uno de estos objetos sobrevolar el volcán Etna. Subió en su Fiat 600 y emprendió la fuerte subida que lo llevó a la altura de 1400 metros sobre el monte Sona-Manfré, cráter apagado en la ladera del volcán. Dejó el coche y empezó a caminar. Cuando alcanzó un cuarto de la subida, cerca de una encina, vio dos seres luminosísimos, de casi dos metros de altura; la emoción lo paralizó, pero como la primera vez, fue fulgurado por un rayo de luz que lo tranquilizó totalmente. Los dos "Seres de luz" estaban compuestos totalmente de energía, su piel era muy clara, casi transparente, los cabellos largos hasta la espalda, uno rubio y el otro moreno, los ojos grandes y bellísimos de diferentes colores. Vestían monos adherentes, pulseras que ceñían las muñecas y los tobillos, debajo de los brazos llevaban un casco y emanaban una luz resplandeciente.

Sus nombres eran Asthar Sheran e Itacar, seudónimos que dio Eugenio Siragusa con la finalidad de que nadie pudiese falsificar o manipular los mensajes que recibía de ellos. Asthar Sheran significa "jefe santo" mientras que Itacar "representante del planeta Masar o Marte". Eran seres solares, es decir, que habitaban en los astros y eran aquellos que lo habían preparado en estos diez largos años para confiarle una misión. Le revelaron además de ser aquellos que hacía dos mil años habían acompañado a Jesús Cristo en su venida a la Tierra. Le dieron un mensaje para revelar a todos los jefes de estado con el fin de que las políticas mundiales se convirtieran en una colaboración recíproca según las enseñanzas divinas y que sobre todo, cesaran los experimentos nucleares extremadamente peligrosos para la misma supervivencia del planeta Tierra. Eugenio se mete enseguida al trabajo que le ha sido confiado, y sostenido por un grupo de amigos con los cuales había dado vida al "Centro Studi Fratellanza Cósmica" inició su obra de divulgación.  

Muchas otras veces más Eugenio encontró estos seres. Narra, en particular, cuando fue llevado a bordo de un medio volante junto a un contactado de Bolonia, Luciano Galli, ahora desaparecido. http://www.unpuntoenelinfinito.com/biografia-de-eugenio-siragusa/1416-eugenio-siragusa-il-contattato.html



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